diumenge, 10 d’octubre del 2010

"LA LIBERTAD, VALOR EN BOLSA"

"La libertad, valor en bolsa" és el títol de l'article per l'escriptor Günter Grass dins l'últim número de la revista Vanguardia Dossier, dedicada en aquesta ocasió a l'Alemanya actual (Una Alemania desacomplejada). Si bé el contingut està vinculat la realitat alemanya (i cal afegir que fou escrit per l'autor l'any 2005), hi ha uns quants paràgrafs que són aplicables, diria, a qualsevol estat democràtic, pel que fa a com el poder econòmic condiciona la política dels governs i els efectes perniciosos de les polítiques neoliberals, i més com s'ha demostrat durant la crisi present. Transcric els paràgrafs en qüestió:

[...]. Yo mantengo que nuestros representantes libremente elegidos no son ya libres al adoptar decisiones. Y lo decisivo no es la habitual disciplina del grupo parlamentario, para la que puede haber razones, sino el círculo de lobbistas e intereses diversos que limita, influye, presiona y fuerza su participación en la forma y el contenido de las leyes. Los servicios grandes o pequeños ayudan mucho. Se pasan por alto maquinaciones punibles como pecata minuta. A nadie choca ya seriamente un sistema entre tanto perfeccionado cuya práctica se alimenta de favores recíprocos.

Por consiguiente, el Parlamento no decide de forma soberana. Depende de las poderosas asociaciones económicas, bancos y consorcios, no sometidos a control democrático. De esa forma, el legislador se convierte en hazmerreir. De esa forma, el Parlamento degenera en filial de la bolsa. De esa forma se somete a la democracia al dictado de una capital mundialmente en fuga. ¿A quién puede extrañar que, cada vez más, los ciudadanos indignado, asqueados y finalmente resignados se aparten de esas maquinaciones que se manifiestan abiertamente, consideren el proceso electoral como una simple farsa y renuncien a votar? Haría falta la voluntad democrática de proteger contra la afluencia de los grupos de presión, mediante una zona prohibida. Sin embargo, ¿son nuestros parlamentarios todavía suficientemente libres para tomar una decisión que tendría que ejercer una coerción democrática radical?.

Otra vez se plantea la pregunta: ¿qué ha sido de la libertad que se nos regaló hace 60 años? ¿Vale sólo la pena como ganancia en bolsa? Nuestro mayor bien constitucional no protege ante todo derechos civiles, sino que se ha vendido al precio más bajo, para, de una forma que agrada al espíritu neoliberal del siglo, ser útil sobre todo a la economía de mercado que se autodenomina "libre". Sin embargo, ese concepto tramposo que se ha convertido en fetiche oculta sólo con dificultad el comportamiento asocial de los bancos, asociaciones industriales y especuladores bursátiles. Todos somos testigos de que, cuando se está destruyendo capital en todo el mundo, cuando las llamadas absorciones amistosas u hostiles destruyen miles de puestos de trabajo, cuando el simple anuncio de medidas de racionalización se convierte en despido de miles de trabajadores y empleados, las cotizaciones suben y todo eso se considera el precio que hay que pagar por "vivir en libertad". [...]

Las preguntas sobre responsabilidad acaban directamente en la estación ferroviaria de maniobras. Allí son aparcadas en éste o aquel apartadero. Sin embargo, el futuro de más de un millón de niños que se crían en familias empobrecidas sigue estando en al aire. Quien señala esa situación injusta y a otras personas socialmente marginadas se ve ridiculizado por jóvenes periodistas listillos, en el mejor de los casos, como "romántico social" y difamado en general como "buena persona". La preguntas sobre la creciente brecha entre pobres y ricos se rechazan como "cochina envidia". Se burlan del deseo de justicia, tildándolo de utopía. El concepto de "solidaridad" sólo se encuentra en la lista de "extranjerismos". [...]

Günter Grass, "La libertad, valor en bolsa", a Vanguardia Dossier, núm. 37 (2010), 19-23.